Por Franklin Onésimo Tavárez Sánchez, MAM. /MAE
Como académico universitario privado y gestor el sistema educativo público/privado de los niveles medios e inicial, me corresponde instruir alumnos en varias carreras, pero de modo especial, hoy nos referimos a los que cursan programas de contenidos para ser docentes.
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La realidad que advierto en mi rol de facilitador a los futuros maestros, es que a cursar esta hermosa profesión no deben hacerse la idea de que al graduarse, existe un mercado laboral rebosante de dinero que les espera para pagarles 40 mil pesos en adelante y que la vocación, paciencia y persistencia han de ser vitales desde su investidura hasta el momento que aprueban un concurso de oposición del Minerd.
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Es que gran parte de estos futuros maestros tienen en su Psiquis, una cantidad compensatoria equivocada en un mercado de trabajo- como el de todas las profesiones-, en el que la oferta de fuerza laboral supera por mucho a la demanda de este capital humano, siendo vital que los dicentes entiendan que la meta financiera soñada ha de ser construida con trabajo y consistente labor de acumular experiencia.
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Decimos esto, por cuanto como manejadores de estructuras empresariales privadas en el área de enseñanza, constantemente recibimos currículos de egresados en Educación, gran parte de los cuales llegan a nuestras oficinas con la pregunta de cuánto pagan? y la afirmación de: Yo no trabajo por menos de tanto.
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Ante estas preguntas que son planteadas mucho antes de que el aspirante a docente nos explique cuál es su experiencia y los aportes que puede hacer a la empresa de instrucción de la que quiere ser parte, siempre nos toca la triste función de ponerle los pies en la tierra y recordarle que sin importar del área que nos graduemos, alcanzar la meta de sueldos que busquemos habrá de ser combinación de experiencia, tiempo y el logro de la oportunidad.
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Es que sin experiencia no se pueden exigir altas calificaciones, pero por sobre todo, que el sector educativo privado no posee la cantidad de ingresos suficientes para pagar los sueldos elevados que muchos recién graduados aspiran, por cuanto quien emprende un proyecto de colegio o afines es un ser humano arriesgado que a fuerza de golpes y apuesta a futuro, debe hacer malabares para subsistir y no cerrar sus puertas y basta ver las estadísticas de cierre en esta área empresarial.
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Esta realidad, es la que nos lleva siempre a recordarle al alumnado universitario, que la búsqueda del empleo ideal no siempre va a ocurrir de la noche a la mañana y para muestra, únicamente tenemos que remitirnos a la gran cantidad de los que desaprueban el concurso y de quienes aprobando deben esperar en el banco de elegibles y en ningún país del mundo hay cama para tanta gente.
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En síntesis, el consejo nuestro ha de ser a insertarse desde abajo o iniciar su propia empresa en lo que estudió, viendo la labor de enseñar por vocación y nunca como una botija que espera a ser descubierta, pues de ser así, terminan golpeándose con la dura realidad o aceptando un trabajo en una área distinta por un par de pesos más, con el agravante de que eso no le suma experiencias ni saberes cuando les toque concursar ante el MINERD.
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De este tema, seguiremos hablando…
Nota:
El autor es docente universitario en educación y cinco áreas más, director en el MINERD, gestor de colegios privados, con Maestría y Habilitación en Gestión de Centros Educativos