Por Franklin Onésimo Tavárez Sánchez,MAE. /MAM
El exilio económico constituye una forma cruel de desarraigarnos de las raíces que nos unen al lar nativo y cuando lo hacemos a otra nación, eso conlleva consigo el aprendizaje en una nueva cultura y por sobre todo, la readaptación que nos lleva a tener el cuerpo en el lugar de domicilio y el corazón, alma y mente en el terruño amada.
Esa realidad que narro está comenzando a ser vencido por un conjunto de hermanos comunicadores, que desde la diáspora han recomenzado sus proyectos de medios, usando en algunos casos -las plataformas digitales y en otros, la combinación en cadena -de espacios online- retransmitidos por emisoras convencionales de su ciudad y país de nacimiento.Lo cierto es, que los idos a playas extranjeras buscan la manera de mantenerse presentes abordando los temas del pueblo que los vio nacer, ya sea por medio de mensajes por parte de los que están aquí o bien, siguiendo las redes sociales. Pero de modos diversos procuran mantener la conexión, aunque algunos se han acomodado al nuevo país y ya no tienen mucho apego con su antigua patria chica.
Sin embargo, lo cierto es que a esos hermanos marchados a espacios que llamamos diáspora, los amamos y nos alegra saber que en su hábitat actual se buscan e interactúan y que cuando vamos a esas naciones, muchos procuran la manera de vernos y unos pocos, cuando vienen a su otrora pueblito – ya no nos buscan-, cortando en algunas ocasiones- el nexo con la memoria de oyentes o amigos, así como las nuevas generaciones que los van olvidando, por lo cual les instamos a todos, mantenerse activos y no romper ese apego, pues basta el uso del mundo digital para estar aquí como allá, por lo que si usted los ve, dígales cuanto los queremos y extrañamos.Hasta otro próximo granito de arena