Por Franklin Onésimo Tavárez Sánchez, M.A.M.
Al comenzar a describir este profesional no puedo hacerlo sin dejar de destacar la hoja de servicio, trato afable y amistad que me unen y unirán por siempre a Teófilo Valenzuela y a José Merced Ureña, dos antecesores suyos en la dirección del distrito educativo cero nueve cero dos de Esperanza y Laguna Salada, a quienes siempre he de distinguir, por cuanto antes, durante y después de ser funcionarios me han reciprocado lo mismo.
Quiero describir a un ex -alumno en el campo de la comunicación, gremialista por mucho tiempo, el cual dice considerar a los comunicadores sus hermanos. Hablo de un gerente aveces querido y otras odiado, inflexible, disciplinado y entregado treinta horas diarias a su rol de gerente educativo del MINERD para los de Esperanza y Laguna Salada, el cual lleva por nombre: Blas de Jesús Taveras.
Es que Blas como le decimos sus amigos ha podido conjugar suerte y eficacia personal para cultivar los logros que su gestión puede exhibir en los dos municipios bajo su responsabilidad. Suerte porque ejerce en un gobierno que tiene la construcción de aulas como su principal prioridad y en la geografía dirigida por Taveras las realizaciones son visibles.
De igual modo resulta sorprendente ver a un director de un distrito llegar a una escuela de la cordillera antes de las siete de la mañana para verificar el cumplimiento de los maestros, estudiantes y padres, lo que obliga a los protagonistas del proceso educativo a cumplir a tiempo, lo que en muchos casos no es visto con buenos ojos por quienes le buscaban la vuelta para no estar al cien por ciento en sus responsabilidades.
De Taveras además de su amistad, no puedo decir que he recibido ni pedido nada, quizás porque mi formación familiar me impide solicitar lisonjas o procurar favores y porque a los amigos cuando llegan a posiciones públicas normalmente trato de dejármeles ver lo menos posible, máxime si son de un partido diferente al mío, pero en nuestra relación personal no me debe ni le debo.
Esa realidad me permite destacar su calidad profesional con la libertad que me da entender que a los de nuestros afectos no se les debe asfixiar con solicitudes y que cuando actúan bien han de destacarse lo extraordinario que es verles asumir como un sacerdocio la supervisión de las obras, el cuidado del mobiliario, las presiones a las altas instancias en favor de sus escuelas y por sobre todo saber que incluso en domingo no tiene horarios para volver a casa, metido en las aulas y en las infraestructuras.
En la reciente inauguración de varios centros educativos de Esperanza, de cuyo logro Blas Taveras fue parte importante, muchos trataban con fuerza de abrirse un espacio en el área presidencial, mas sin embargo el principal funcionario de esa cartera a nivel local se mantuvo en el entorno, verificando, supervisando y sin siquiera procurar un espacio privilegiado para DEJARSE VER DEL PRESIDENTE, lo cual fue sorpresa para algunos, pero no a la luz de quienes le conocemos en el plano personal y que sabremos la frente en alto y la decencia con la que saldrá del puesto cuando le toque jugar otros roles
Es el gerente educativo cero nueve cero dos esa especie de funcionarios excesivamente eficaces que requiere el país y quizás no tanto quienes están bajo su mando sin mucho compromiso, pero como él la administración pública requiere mucho más y eso es bueno que el gobierno del Presidente Danilo Medina lo sepa en estos momentos en que la nación reclama de buenos funcionarios y mandar a casa a otros.
Hasta un próximo comentario-