Rubén Chávez, un dichoso que no gerenció bien sus oportunidades

Chávez con camisa blanca
Chávez con camisa blanca

Por Franklin Onésimo Tavárez Sánchez, MAM/MAE

En Boca de Mao, Esperanza.-Existe un ser humano apacible, callado y con una suerte excepcional, por cuanto por decisión de su Partido Revolucionario Dominicano fue postulado y escogido en dos ocasiones como director distrital, siendo el primero en dirigir esa localidad.

Chávez, volvió a ganar un segundo mandato, gracias a la unión de voluntades y a una dirigencia local que de las manos de César Domínguez logró sumarle a las dos principales líderes femeninas del Reformismo y el Peledeísmo que en ese entonces le adversaban, pero de manera especial la escogida como su vice -directora, a la que luego no le cumplió el compromiso del cuatro y dos antes acordado.

Es que Chávez, concluye sus diez años dirigiendo a Boca de Mao, pudiendo haber exhibido mejores logros y pasando a la historia con una mejor valoración, pero el incumplimiento de los acuerdos y el aferrarse al poder sin ceder nada a cambio lo harán pasar al anonimato sin haber logrado que el PRD ni el PRM lo postularan y hoy esa plaza, que debió ser suya como candidato va irreversiblemente a las manos de Alberto Vargas y la esposa de Amable.

Hubiese bastado con que el casi saliente incumbente del Ayuntamiento de Boca de Mao hubiese sido firme, agradeciendo al PRD que lo hizo alcalde distrital dos veces o haciendo sólidas raíces sin brincaderas en su nuevo PRM para que hubiese tenido nuevas oportunidades, PERO NO HIZO NI LO UNO NI LO OTRO y su rol cangurístico lo dejó en el medio y sin nada, frente a lo cual, quienes le estimamos le sugerimos preparar la recopilación de sus legados y pasar ala historia de la mejor manera mientras ve llegar con una sonrisa de pose a sus sustitutos encabezados por Alberto Vargas.

Estas líneas son para el Rubén Chávez al que le presté mi voz, mis medios, mi trabajo político para llegar al puesto en sus dos gestiones y de cuyo entorno me desaparecí al haber asumido el mandato, al entenderlo en desmemoria, es al hermano al que saludaré con cariño después de agosto dieciséis, cuando le diga:-He aquí mi hombro, si le hace falta un amigo, pues amigo es aquel que como yo nunca tocó sus puertas solicitando nada en sus diez años de gestión, por lo que ahora tiene calidad moral para darle un efusivo abrazo y unas palabras sinceras

Hasta un próximo comentario.
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