Por Franklin Onésimo Tavárez Sánchez, MAM./MAM.
A continuación comparto con ustedes mi más reciente escrito, en procura de ver si me ayudan a buscar las respuestas, luego de compartir mi relato:
-Era una tarde que pintaba a ser preciosa, el reloj entonó el canto de la una y Juan el mecánico me preguntó: Licen, Qué es la belleza?
El gallo cruzó tras su paraíso en dos patas hacia el patio y justo antes de que pudiera contestar ya hacía acopio de sus dominios cual alpinista en las superficies idílicas de su gallina.
Los motoconchistas pasaban a alta velocidad con sus pasajeros y cuando el tirano tiempo gritaba que era la una treinta y con retardo le dije: Depende, pues la belleza es subjetiva y por tanto va a depender de quien la vea
Justo desde el fondo del bohío se le oyó decir a Simón –Mi vecino carpintero que se encontraba allí saboreando de gratis el café de mi abuela:-bueno, en eso tienes razón…
Ya las maestras de la tanda venían a toda carrera hacia la escuela cercana, las vi pasar por mi lado y unos minutos después ya entonaban los cánticos de entrada y entonces volví a mi tertulia mientras exclamé:-La belleza es así: para los gustos, los colores. Es cuestión de apreciación
Ya yo hablaba solo observando la marchanta que se alejaba en la esquina, pues Juan ya se había marchado al taller y buscaba el sustento bajo grasa y aprieta –suelta las piezas del motor de un cliente.
Las dos treinta, el cielo coqueto presagiaba lluvia y ahí seguía yo, tratando de contestarme qué es la belleza, pero la encrucijada mental me decía: Belleza es todo, pues lo que para mí es exquisitamente bello, para otro es un disparate de fealdad.
Los autos iban y venían, las tres se adueñaron de la aguja horaria y Josefina: Una rubia de ojos verdes, sonrisa de economista y con tono de ABOGADO LITIGANTE apareció de repente sin que yo hiciera conciencia de su presencia y al cuestionarla me dijo:-Cuando me dicen que soy bella atractiva, me río y digo la miopía es un mal terrible.-
Las palomas cantaban a coro en el palomar del vecino Antonio, el cerdo criado para Navidad se bañaba en su lodo en el traspatio de casa y entonces dije: Josefa:-No es así, ese es tu enfoque y ella, con cara del que no se da cuenta de lo dadivoso que fue el creador con ella exclamó con exaspero -Es la realidad, yo tengo espejos y lentes. Aunque debo señalar que me amo como soy.-
La miré con la misma intensidad que observa el niño huérfano a las carnes que exhibe en su vitrina el friturero Ramón y con voz de Toro de corral le aseveré:-Te sigo insistiendo,son enfoques, pues hay personas que adoran las mujeres excesivamente blancas y rubias, mientras que otros muy por el contrario, las quieren que mientras más carboncitos mejor.
Desde el fondo de la casa se acercaba la abuela, ya preparada para ir al colmado a su afán de obtener provisiones para la cena y con voz de sapiencia exclamó: Cuánta verdad has dicho, pues unos las buscan altas, otros chiquitas, unos flacas en exceso y algunos ansían sus hembras con masa en abundancia.-
La rubia se escurrió del escenario como el agua del río hacia la ladera, las cuatro de una tarde ya lluviosa ya se habían instalado en el escenario, mientras que las cinco hacían turno para llegar a casa yo seguía con mi incógnita sobre cómo definir a la belleza.
Una brisa suave, gotas que fueron tomando intensidad, los pajaritos buscando cobijo, las sombrillas destartaladas en manos de los transeúntes, ya la lluvia imitaba a Napoleón Bonaparte y el suelo no protestaba al ser dominado y las cuatro ya eran historia.
Habría pasado un cuarto de hora y como pudo llegó a mi galería la misma maestra que al iniciar la tarde vi pasar hacia su escuela. Venía algo mojada, los periódicos habían cedido sobre su cuerpo cuando los improvisó para protegerse y decidió esperar en casa.
Le atiné a preguntar su concepto de la belleza, que si existían personas lindas o feas y me dijo con sonrisa de Diosa y voz de ruiseñor, le digo y le reitero, el mundo está bien como va, pues Dios hizo un menú para cada gusto.
-Tienes toda la razón, le dije
Y ella me tertulió mientras exclamaba:-Acaso no has visto a alguien con un menú suculento aparentemente en su mesa, que ha salido a buscar víveres o frituras?
Y yo, degustando cual café al cielo encapotado que había sido transformado por lluvia, dije en voz alta:-Si coño,es cierto, eso hasta pique da y justo en ese momento apareció mi vieja con dos platos repletos de guineos, yuca, cebolla, aguacate, embutidos y todas las compañas que solo ella sabe poner en un recipiente con la dadivosidad del campesino.
Puso un plato en manos de la maestra y otro al lado mío, mientras dijo en tono de invitación:-Coman, que esa agua no para ahora Profe, son las siete treinta y usted no sabe si su padre el alcalde podrá pasar el río para venir a buscarla, así que barriga jarta mientras espera, es corazón contento que no desespera.
Ya las gallinas habían cambiado de escenario de dormida por la humedad de sus camas sobre los árboles y apenas atiné a mirar el reloj que había caído rendido a los brazos de la noche y yo había olvidado mi propósito de definir la belleza y me dispuse cual galán a emburujarme con los víveres y justo ahora que imprimo estas líneas contando esta crónica, se me ocurre preguntarle a usted, amigo/a receptor: ¿Me puede decir usted qué es la belleza?
Hasta una próxima crónica
AUTOR:
FRANKLIN ONéSIMO TAVáREZ SáNCHEZ, MAM./MAE
Mi crónica: Definiendo la belleza – Noticiarios E.P.C
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