Por Franklin Onésimo Tavárez Sánchez, M.A.M. / M.A.E.
Cuando hemos sido criados en valores, entonces los afectos genuinos, el respeto a los mayores y la cordialidad familiar son el principal norte de nuestras Vidas y en lo referente a los seres que nuestros padres escogen como padrinos los seguimos considerando nuestros segundos padres mientras nos dure la vida.
Ese es el caso de mi madrina ANA TAVáREZ, a la cual dejé de ver cuando tenía mis años de Pre – adolescencia, pero cuya voz me dio un gran regalo al llamarme vía redes al iniciar este 2016…Al menos tres décadas de no saber de ella debido a la distancia de ultramar fueron rotas por su iniciativa y ya con haberla oído me siento satisfecho y le ruego al altísimo larga vida para ella.
Es que el rol de un padrino o madrina es una tradición que en la actualidad se ha ido perdiendo, pero cuando en verdad llevamos ese arraigo generacional con ellos, entonces la felicidad y el respeto nos fluyen a flor de piel al ver a esos seres especiales que siempre fueron nuestro norte en los días de niñez y adolescencia.