Por Ramón De Luna///EPC DOMINICANA-MEDIOS
Santiago.-Era cuando todavía andábamos en pantalones cortos y al llegar Semana Santa la religión católica estaba tan arraigada en la familia dominicana, que los días constituían un verdadero duelo al recordarse el martirologio de Jesús.
Estaba totalmente prohibido hablar en voz alta; si uno de los muchachos cometía alguna travesura estaba libre de ser castigado, pues los padres no se atrevían a aplicar ninguna reprimenda.
¿Usar el tirapiedras para matar pajaritos? ¡Imposible, cuál niño se atrevía a eso!
El niño de entonces era incapaz de darle un machetazo a un árbol, entre los cuales –según nos decían- había uno que si usted le hacía un corte enseguida brotaba sangre de la herida inferida.
¿Ir al río o a la playa a bañarse? Ni pensarlo, pues era un pecado mayor. Tampoco se podía jugar a las escondidas, ni jugar bellugas o canicas, ni ningún otro juego de los que entonces estaban en boga entre los niños de antaño.
¡Ay de los niños que protagonizaran una pelea!
Como se ve, las prohibiciones estaban a la orden del día y si alguna de ellas era violada, había que ir al cura del pueblo y confesar su culpa.
En las mismas iglesias las cosas ocurrían de otra manera: estaba prohibido tocar las campanas y los clérigos, en vez de hacer sonar la campanilla durante la misa, le daba vueltas a un artefacto de madera que entonces llamaban “matrácala”.
Era toda una semana de abstinencia, de verdadero luto y de respeto. Hoy ya no es así. Ahora todo es distinto. Las francachelas, el goce, el imperio de las bebidas, las reyertas, la gritería escandalosa es lo que impera.
Entonces había absoluto respeto y si nos preguntaran si aquella costumbre debiera imponerse, diríamos que era demasiado imperiosa, demasiado rígida, pues como va el mundo de hoy, lleno de afanes, de trabajo intenso, para una sociedad que debe batallar segundo a segundo, no caen mal unos días de asueto, de diversión sana y de descanso. Aquí no nos atreveríamos a decir como antes nuestros viejos afirmaban que: “todo tiempo pasado fue mejor…”
Ramòn de Luna 25 de marzo, 2016