En Mao.-El rumor crecía a medida que avanzaba el día y cuando dos personas confiables y amigas se encontraban en la calle, ambas sostenían una disimulada sonrisa. Ya sabían de lo acontecido la noche anterior: ¡habían ajusticiado a Trujillo!
Para entonces laborábamos en la HI8Z, Radio Santiago. Los estudios estaban situados frente a frente al hotel Mercedes, en la calle 30 de Marzo y debíamos comenzar a trabajar a las ocho de la mañana. Ya sabíamos desde la noche anterior que al tirano lo habían ajusticiado, pues alguien cercano a una conocida telefonista se había enterado por ella del suceso. Parece que la noticia trascendió cuando llamaron a París para comunicarle a Ramfis del atentado que había sufrido su padre.
Aparte del patrullaje militar que tenía efecto buscando a todo aquel sospechoso de ser enemigo o desafecto al régimen, se había ordenado la ocupación de las emisoras de Radio. Es por esto que, al intentar penetrar a los estudios, tres elementos vestidos como civiles y con caras de pocos amigos, nos detienen.
Uno de ellos se interpone y pregunta: “¿Quiénes son ustedes?” Me adelanto y le digo que laboramos en Radio Santiago. No bien le digo esto y con semblante bronco dice: “Muéstreme los tres golpes…” Los tres golpes era la inscripción del Partido Dominicano (único entonces en el país), la cédula de Identidad y la tarjeta del Servicio Militar Obligatorio.
Observa los documentos y nos hacen seña de que podemos entrar. Todo esto se desarrollaba en plena calle a la entrada de la Estación.
Subimos y en la Recepción nos encontramos con otros dos calieses (miembros del Servicio de Inteligencia Miitar (SIM). Uno de ellos bailaba algo que en ese momento sonaba en la emisora y el otro permanecía sentado en el sofá. Todavía no se había dado la orden de hacer cadena con la Voz Dominicana, emisora del régimen, algo que ocurrió una hora después.
Yo doy los buenos días y Minucha, sin pensarlo dos veces, le dice al que bailaba: -¡Oh, y usted no sabe que anoche mataron al Jefe…!
Me dije para mí: “trágame tierra”…temía una reacción brutal, a lo que esos sujetos estaban acostumbrados, pero, no ocurrió así. El que bailaba se sentó junto al otro y la faz de ambos tomó un color purpúreo.
Como había dicho, una hora después llegó la orden de Telecomunicaciones de que la emisora tenía que encadenarse a La Voz Dominicana.
Fueron aquellos momentos inolvidables. Uno sentía un regocijo por dentro nunca experimentado antes, pero también de miedo, pues se desató una feroz persecución contra todo aquel sospechoso por desafecto.
Recuerdo aquellos instantes, pues de ahí en adelante se produjeron sucesos para no olvidarlos, pues en el horizonte de la Patria se veía surgir el Sol de la Libertad, conculcada por la tiranía durante más de treinta años.
Ramón De Luna 2 de junio, 2016.-Termina la cita
Fuente: Redes Sociales de Ramón de Luna