Por César Gutiérrez Sarit///EPC DOMINICANA-MEDIOS
En Esperanza.-Cada vez que fallece una persona prestante o con méritos suficientes en el municipio, salen un grupo de graciosos a proponer que se les ponga el nombre de una calle, de un barrio o de instalaciones deportivas, culturales y educativas, etcétera, antes de que pase el velatorio y a veces hasta antes de que se entierra el cadáver.
Sin embargo en la mayoría de los casos, esos graciosos ni siquiera asisten a las actividades religiosas y familiares propias de un sepelio y lo peor, nunca se acercan a los seres humanos cuando están en situaciones de calamidad ni apoyan las actividades que se realizan a su favor sólo llegan al final para coger las cámaras.
Esperan que se mueran para hacerse los graciosos.
Yo los prefiero vivos y nunca me adelanto a proponer semejante cosa que de plano se nota que lo que tiene en el fondo es un interés protagonista y encubriendo las faltas de quienes no se hacen solidarios con las causas del pueblo.
De nada vale esas propuestas de nuevo cuño con el fín de supuestamente revivir la imagen de una persona, un gesto mucho más significativo hubiese sido haber estado a su lado en los momentos más difíciles en que la vida a todos nos tiene guardado grandes sorpresas.
