El registro de un nombre comercial en la República Dominicana no es un mero trámite burocrático; es el punto de partida para formalizar y proteger un proyecto empresarial. Se trata de asegurar que una idea no solo tenga forma, sino también respaldo legal.
Muchos emprendedores cometen el error de iniciar negocios sin proteger su identidad comercial. Esto los expone a disputas legales y a la posibilidad de perder lo que tanto esfuerzo les ha costado. El registro es, en esencia, un seguro para la reputación de la empresa.
El proceso se lleva a cabo en la Oficina Nacional de la Propiedad Industrial (ONAPI). Allí se verifica que el nombre no esté ya en uso y se cumplen los pasos para garantizar la exclusividad. Es una inversión pequeña en comparación con el valor que otorga.
Registrar el nombre comercial no solo es importante para grandes empresas; también lo es para micro y pequeños negocios, porque fortalece la credibilidad y da confianza a clientes y aliados.
Además, este paso facilita el acceso a financiamiento, a licitaciones y a relaciones formales con proveedores. La formalidad abre puertas que la informalidad jamás permitirá tocar.
Desde mi óptica, el registro de nombre comercial debería ser una de las primeras acciones de cualquier emprendedor dominicano, antes incluso de alquilar un local o imprimir tarjetas de presentación.
Un negocio sin nombre registrado es como un barco sin bandera: puede navegar, pero está en constante riesgo. Proteger la identidad es, en definitiva, proteger el futuro.
Autor: Franklin Onésimo Tavárez Sánchez, Catedrático universitario, locutor, comunicador y CEO de FOTS Dominicana.