Mis crónicas a Ga… Una muerte juvenil que rememoro décadas después.Audio

Eran otros tiempos el barrio fundado por mi padre, en terrenos ( comprados por su compadre Ramón Arturo Goris ) para que él los distribuyera de forma gratuita a sus coterráneos de Lomas de Maimón, aun no estaba tan habitado y nos decían: Los Lomeros, por vivir en un entorno solitario, otrora de Carmen Torres, que tiempos después bautizamos como Buenos Aires.
Justo unos metros más adelante, en la calle de los Vagones vivían el protagonista de esta crónica, su madre y el otro hermano, al que de cariño llamábamos -El CO…_. Junto a un padrastro laborioso, de unos años menos que la madre del dúo
Ga… no dudó en involucrarse en el naciente Club Liberación y Jornada, que tras haber conquistado a otros jóvenes, formé en la barriada y en ese contexto insertamos un subgrupo teatral en el que este compañero con algo más de edad que nosotros, era parte vital.
En el contexto nacional corrían los meses, raudos como los caballos en las carreras del Perla Antillana, que con maestría narrativa nos contaba desde la radio, el inolvidable H A. Pemberton y ya para ese entonces, Ga… se nos escapaba de algunos ensayos teatrales para explorar el placer en el cuerpo de damas maestras en la más antigua profesión del mundo.
Justo, a menos de un kilómetro de nuestros domicilios quedábamos los muchachos inocentes y preñados de poesías coreadas, comedias, dramas y versos, mientras Ga… se nos seguía ausentando , era nuestro mejor actor, lo hacía sin que ninguno, ni siquiera él, imaginara que tiempo después, por tales andanzas se nos mudaría de forma definitiva a un cuarto frío, sin puertas y sin regreso…
Esta crónica continuará…
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