Por Franklin Onésimo Tavárez Sánchez, M.A.M.
Sabes, hoy vi un a foto tuya y mis ojos se llenaron de recuerdos, no pude menos que dejar correr unas lágrimas de impotencia a causa de una pajita metida en mis ojos.
Sabes, hoy vi un a foto tuya y mis ojos se llenaron de recuerdos, no pude menos que dejar correr unas lágrimas de impotencia a causa de una pajita metida en mis ojos.
En la foto compartida por tu hija te veías sonriente, con ese reír abundante que tenías y a tu lado tus dos tesoros y no pude menos que tragar en seco para repetirme que no te has ido, que estás ahora reposando eternamente en nuestros corazones.
Me martillaba la foto como ocurre con frecuencia cuando me bañas de tus recuerdos y luego respiré profundo y recordé que apenas estás dormida.
Mi chiquita, tu imagen pasó rápidamente por mi mente en un álbum repleto de ayer y mientras me inundaba una agridulce sensación por los pocos momentos compartidos, le dí gracias a Dios por el tiempo que te tuve conmigo…Gracias por lo que fuiste y por lo que eres, pues no te has ido…SIGUES CONMIGO -HERMANA.