Por Franklin Onésimo Tavárez Sánchez, M.A.M.
No se trata de negar o reconocer por ejemplo, las labores y roles pasados de figuras como Tabaré, Yayo Matías, Manuel Guichardo y otros, pues entendemos que han dado mucho y aun les queda por dar en favor de Valverde, pero preocupa que a su alrededor existan pocos o ningunos rostros nuevos, lo que refleja una resistencia de la clase política añeja a dar paso al necesario relevo dirigencial.
Corresponde a las fuerzas partidarias con presencia en Mao, entender que para muchos de sus grandes caudillos quizás este sea el último proceso electoral en que tengan vida útil para ser opciones de poder y si ponen zancadillas a los dirigentes en crecimiento, quizás estén matando la necesario llegado de nuevos rostros al accionar político.
Mao ha de observar con cuidado, si al final los partidos traen el cien por ciento de rostros del ayer sin nada de caras de hoy y del mañana, pues si las cúpulas partidarias caen en tales imposiciones, quizás estén matando la gallina de los huevos de oro, y se sobre-entiende que transcurrido la próxima contienda electoral a muchos de los dinosaurios del patio les toque su pensión, quedándose como asesores de sus hijos, nietos y biznietos que hoy reclaman sus espacios y no los deben asfixiar siendo fetos o en la cuna de sus carreras políticas.
Aprovechemos la experiencia de quienes trazaron las pautas en Mao en el congreso, municipios y la región, pero aprendamos con el consejo de los años sin esperar que la muerte política sorprenda a los líderes del ayer con la necropsia de haber perecido con las botas puestas por terquedad y falta de un consejo a tiempo de quienes se han capacitado académica y socialmente para tomar la antorcha y ampliar lo bueno que ellos ya hicieron.
