Es mi honor de ser maestro, a pesar de los retos y espacios pendientes de lograr

Por Franklin Onésimo Tavárez Sánchez, M.A.M.


En mil novecientos noventa y ocho inicié la sagrada misión de enseñar, con la formación de mi instituto E.P.C. desde el cual he formado junto a mi equipo a numerosos técnicos de la comunicación en el Cibao y todo el país y al observar lo que han crecido y desarrollado, no puedo más que sentirme orgulloso de haber sembrado.

Años más tarde ingresé al instituto de Formación Profesional docente Napoleón Núñez Molina, en cuyas aulas mejoré mis prácticas docentes, las que desde hace doce años pongo en escena en mi rol de catedrático en la Universidad Dominicana O&M, espacio desde el que mis  discípulos me han traído grandes satisfacciones al verlos convertidos en profesionales, sin lugar a dudas, AMO SER MAESTRO.

Lo digo en voz alta, pues entre mis múltiples roles profesionales, el de ser ente activo del proceso enseñanza –aprendizaje es el que mayores satisfacciones me ha generado y estando a las puertas de mi segunda maestría (ahora en Gerencia de Centros Educativos), no puedo menos que decir; GRACIAS MIS ALUMNOS por la oportunidad que me han dado de guiarles en la construcción de sus propios conocimientos.

Justo un día como hoy en que la educación inicial, básica y de media en la República Dominicana se encamina rumbo a mejoras, a los maestros nos quedan sin embargo, grandes conquistas por esperar.

El estado, debe poner los ojos además en la educación universitaria, pues no se conciben los sueldos de miseria de un alto número de docentes superiores y el poco o inexistente espacio para la investigación en esos niveles, pues mal podríamos hablar de educación con excelente si los formadores de futuros profesionales son tan mal pagados y valorados.

Sin embargo, como el optimismo conlleva a no ver el vaso medio vacío, la fecha es propicia para felicitarnos, a la espera de que llegue un día en que los maestros no solo tengamos el pago que da la vocación y la satisfacción de ver crecer a los discentes, sino que la calidad de vida  de  los docentes en todos los niveles   sea una realidad priorizada  y entonces; DIREMOS, FELICIDADES MAESTROS y gracias Dios por hacernos sembradores de conocimientos y creadores de ventanas para la sociedad que sueña.

Hasta un próximo comentario.
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