Por Franklin Onésimo Tavárez Sánchez, M.A.M. /M.A.E.
Quienes conocen mi accionar político saben que he sido un adversario ideológico del actual alcalde de Esperanza, lo que demostré al renunciar del Ayuntamiento cuando restaban dieciséis días para ingresar él a su primer mandato y esa posición la he mantenido hasta la actualidad, por entender yo como dirigente perredeísta que no era correcto disfrutar de una gestión a la que adversé para su llegada. Sin embargo, eso no me quitó la capacidad de entender que la madurez política no nos lleva a ver el futuro en blanco y negro, sino a asumir que todos tienen sus puntos débiles y fuertes.
Es por todo lo anterior y ante el cúmulo de especulaciones que giran en torno al futuro político del alcalde Nao Mena Lozano e incluso su anuncio a los medios en la VíSPERA, dejando a sus seguidores desprotegidos y a merced de que la oposición barra con todos el dieciséis de agosto ( lo cual no es prudente en un líder que se debe a los suyos), que me permito hacer las siguientes puntualizaciones sobre las que entiendo deben ser sus opciones más inteligentes para forjar su futuro.
En principios, Mena Lozano debe comenzar a concentrar sus esfuerzos a terminar bien su gestión, con el fin de que la población lo recuerde hasta el último día de mandato, pues hasta agosto dieciséis sigue siendo alcalde de los esperanceños y en ello puede imitar correctamente la estrategia de Héctor Valenzuela, quien cercano a su salida inauguró un monumento que es hoy el símbolo usado para los actos patrióticos de la ciudad.
Lejos de escuchar voces que le sugieren ser candidato por el partido de Vincho, apoyar a los reformistas y/o perremeístas o iniciar demandas judiciales colectivas en favor de empleados actuales que puedan ser cesanteados y en contra una posible administración del candidato del PRD -PLD, Nao Mena debe ver el activo que él significa y lo privilegiado que ha sido al dirigir esta ciudad por diez años, espacio que no tiene precedentes y es justo en organizar su legado que debe concentrarse.
Si yo fuera de los cercanos a Mena Lozano (que no lo soy por decisión propia ), le sugeriría quietud, organizar cada documento, transacción y labores administrativas del ayuntamiento hasta el último momento, terminar todas las obras pendientes, generar encuentros con los medios y los más variados sectores de la ciudad, dejarse ver en escenarios deportivos, religiosos, comunitarios y abrir las puertas del ayuntamiento a todos y todas haciendo de la sonrisa la principal cualidad por la que al menos en la postrimería de su mandato lo recuerden, pues las autoridades son evaluadas no por las formas en que comienzan sino por la manera en que terminan.
Lo sensato es entender que su partido le ha dado diez años de mandato, que aún es un hombre joven, un profesional de la ingeniería y que su partido y gobierno – sin importar que no sea tu tendencia la que dirige-, deben buscar puntos de avenencias y colocación para él y los suyos, máxime cuando ha de saber que a los procesos se va a perder o a ganar. Pero en el caso suyo, no debe sentirse derrotado, por cuanto su partido no está en la oposición y su caudal de votos lo hacen digno desde una posición consular hasta un rol de importancia en áreas de ministerios ligados a su formación académica.
El Nao prudente sería aquel que diera sus pasos futuros con mente serena y no con un corazón emocionado, consciente de que su proyecto partidario y sus aliados estarían mejor representados en una administración de la alianza PRD -PLD que en cualquier otra manifestación ideológica, pues actuando desde el interior de su partido siempre tiene el chance del retorno futuro – ya sea en su persona o en sus correligionarios-, pero si procediera en otro norte estaría sepultando el posible legado que haya dejado.
Tiene Mena el chance de escribir de la mejor manera su paso a la historia, haciendo que los aspectos positivos retumben más para la posteridad que los negativos – que hasta ahora se han enseñoreado-. Es justo ahora cuando – este adversario ideológico al que he combatido- , necesita las mejores relaciones públicas para organizar el cambio de mando y su paso hacia otros roles sin oír las voces del resabio y del inmediatismo de quienes lo quieren empujar a conspirar contra su casa y el natural candidato a alcalde que de seguro deberá incluirle en una administración de consenso y multipartidista.
En síntesis, Nao Mena tiene ante sí el mayor reto de su carrera política y su inteligencia emocional: Su tacto, estrategia, apuesta al futuro y cuidado a su legado histórico han de depender de los pasos que dé, incluso poniendo en bajo perfil algunas asesorías que hasta ahora le hayan podido generar innecesarias enemistades en estos casi diez años de mandato, pues quizás en eso quizás han radicado sus últimas dos derrotas y quedándose con los colaboradores MESURADOS, pues el suceso actual lo puede convertir en victoria DEPENDIENDO DEL TACTO CON QUE ACTúE EN LOS DíAS POR VENIR….
Hasta un próximo comentario.
NOTA:
El autor es aspirante a regidor por EL PRD en Esperanza.