Saludos apreciado abogado y comentarista:

Atascado en mi ejercicio profesional de seriedad probada y vocación de servicio, ocupo gran parte de mi tiempo fuera de mi ciudad y provincia, por lo cual no he tenido el privilegio de ver o escuchar sus disertaciones, las que a juicio de algunos..? son verdaderas cátedras de la decencia, pulcritud y vida consagrada con que se ha manejado?
Perdone usted si no tengo datos sobre el nombre de tan especial espacio y del suyo en particular, ni mucho menos la exactitud de lo que a juicio de algunos amigos, habrían sido pronunciamientos injuriosos suyos sobre supuestos actos de inmoralidad e ilegalidad cometidos por quien suscribe, frente a lo cual solo me acojo a pedirle que por favor me ilustre sobre tales alegados desvaríos míos.
Me insisten los de mis afectos en que ha dicho usted, – apreciado abogado comentarista – barbaries novelescas presuntamente cometidas por quien suscribe y que debo de inmediato iniciar una cruzada para que me prueben tales delitos y yo, campechano como soy, les he dicho:-Permítanme primero obtener de primera persona la versión sobre de lo que se me acusa, pues de ser ciertas tales acciones, lo correcto sería para el bien de la sociedad y familia que me conoce, solicitar el sometimiento judicial de mi persona para pagar en la celda cualquier violación a las leyes y a la moral -que por enseñanza familiar me he obligado a cumplir desde el mismo día de mi nacimiento-.
No espere pues, -distinguido jurista –comentarista-, debates encendidos en su contra, pues sé que debo aun leerme todas las bibliotecas para ponerme a la altura de siquiera dirigirle la palabra a tan encumbrado jurisconsulto, por lo que me declaro presto a aprender de su vida inmaculada, a la vez que le ruego que de ser cierto que está usted ante pruebas de inmoralidades y delictuosidad nuestra, no vaya a cometer el yerro de solo externarlas en sus medios, sino que le invito a presentarlas con urgencias en un tribunal. Hacer lo contrario sería una irresponsabilidad que pondría en dudas las verdades que según me narran –usted siempre dice- y no quiero privarle de la oportunidad de demostrar sus verdades.
Empero, si han escuchado mal quienes me cuentan de sus -Vinchescas alocuciones – sobre mí, le ruego perdone haber ocupado su tiempo en solicitarle tal aclaración, a la vez que me reitero a su disposición, de la justicia y de la sociedad de Valverde y el país, en el mismo humilde domicilio en el que siempre he vivido, creyendo cual QUIJOTE que voy bien porque nos ladran y ejerciendo una vida de decencia para los míos y la sociedad, la que le doy el chance de fortalecer o desenmascarar…
Reciba mis afectos y admiración de siempre y mil gracias por su tiempo.
Franklin Onésimo Tavárez Sánchez, M.A.M.
Esposo –padre – ciudadano-
Julio del 2015.
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